Número uno, presentación.

Hola, buenos días. Son las doce a eme con cuarenta y cinco minutos, poco importa, pero ya lo he dicho. Es cuatro de abril de dosmil doce, peso cincuenta y tres kilos, me gusta el color amarillo, estoy en segundo semestre de la licenciatura de Humanidades, con especialidad en Literatura. Abro este blog con fé en que mi maestra de Nuevas tecnologías aplicadas a la investigación vea que sí hago la tarea, además de que me gusta mucho mi tarea, y hacer blogs, y escribir en ellos; pasar tiempo de calidad con el internet y mi computadora.

Tengo un tema de investigación para el contenido de este blog, no está hecho al fregadazo; mi tema es (y se irá haciendo en el camino, mejoránose y puliéndose): La imágen de Lady Godiva en tres poemas. La información que necesite la sustraeré tanto de páginas de internet, como primera fuente a la mano, y también de libros, obvia fuente de investigación de cajón y apreciada por tanto melancólico bibliófilo que anda suelto. 


Me incliné por tal tema, uno; porque no tenía ni la más jodida idea de quién rayos era esta nena Godiva; dos: porque me gusta la literatura más de lo que puedo externar, y tres: me gustan las pequeñas leyendas que se crean en puntos exactos de la historia y que posteriormente se crecen como bombas y comezón por toda la lengua y el conocimiento universal, háblese la lengua que se hable. Y Lady Godiva se tiene por una leyenda, que ha dado de qué hablar a lo largo del tiempo, tanto a pintores, escritores, artistas del cincel, creadores de cine, etc., (muchos de ellos con buena y no tan buena estrella; pero, quién soy para decidir eso! Un simple mocetón, como dijera mi padre, guapo, pero simple mocetón).

Complemento mi trabajo de investigación con el gusto y el buen uso -según yo- por las letras, por la comunicación hecha letras, líneas, contornos, espacios, bóvedas y trabajosos sonidos luego; dando lugar a un buen uso de las palabras, una buena utilización de su escritura, ortografía, sintaxis, etc etc. 

Me gustaría decir que soy escritor, pero, según sé, hoy en día cualquier muchachito de veinte años se dice escritor; deberé entonces, esperar a los sesenta para decir que sobreviví y que, efectivamente, soy un escritor.

Saludos, Maestra, acá le dejo la tarea.

Parcial Saltimbanqui.